Carta
de una madre a su hijo

Si
cuando hablamos, repito lo mismo mil veces, no me interrumpas para decirme “eso
ya me lo contaste” solamente escúchame por favor. Y recordar los tiempos en que
eras niño y yo te repetía las cosas para que me puedas entender.
Cuando no me quiera bañar, no me regañes y por favor no trates de
avergonzarme, solamente recuerda las veces que yo tuve que perseguirte con
miles de excusas para que te bañaras y te enseñe a ser independiente para
bañarte.

El día que notes que me
estoy volviendo vieja, por
favor, ten paciencia conmigo y sobre todo trata de entenderme. Si
ocasionalmente pierdo la memoria o el hilo de la conversación, dame el tiempo
necesario para recordar y si no puedo, no te pongas nervioso, impaciente o
arrogante. Solamente ten presente en tu corazón que lo más importante para mí
es estar contigo y que me escuches, ver tu carita de felicidad por darme unas
horas a tu lado.
Y cuando mis cansadas y viejas piernas, no me dejen caminar como antes,
dame tu mano, de la misma manera que yo te las ofrecí cuando diste tus primero
pasos, porque si caminas es porque yo te enseñe a caminar.

Sólo quiero decir por ultimo que el día que cierre mis ojos y me vaya al
encuentro con Dios, me quiero llevar tu carita sonriendo en mi mente, tus
acciones buenas con el mundo y el orgullo de haber sido tu mama.
TE AMO.
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